Entre letras hemos nacido para entretejer nuestra historia mediante narraciones. La literatura es la voz del pensamiento, es lo indeleble, es la memoria de la humanidad. La literatura es una búsqueda ontológica, es un despertar cultural y constituye un avance epistemológico. Autores como Andrés Caicedo nos hicieron revivir desde los suburbios las realidades de la música, los deseos de la juventud y las ansías por alcanzar lo utópico. Chaparro,inspirado en Caicedo relató las vivencias de una sociedad en decadencia que se esconde entre las drogas. Luis Vidales no sólo es un poeta vanguardista sino también la voz de un pueblo que ante el terror suele callar la voz. William Ospina desde sus más profundas críticas deconstruye la historia tradicional para contar la verdad. Nicolás Dávila es quizá uno de los filósofos que han permanecido en el anonimato,sin embargo, cada uno de sus aforismos nos invitan indagar sobre quienes somos para emerger en un replanteamiento. Mujeres como Clara Mercedes Arango nos recuerdan el papel tan importante que desde literatura podemos desempeñar y finalmente Gabriel García Márquez junto al realismo mágico es como describir las tragedias con un breve destello de esperanza.
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